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Mujeres Masajes para tí en piedras

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Lo último en salud y belleza en casi todos los spas de México son los masajes con piedras calientes y frías sobre la piel, que combaten el dolor, relajan y ayudan a recuperar el sueño, además de revitalizar, iluminar y oxigenar la piel.
La dinastía china Shang ya usaba piedras con fines terapéuticos; los romanos tras un baño caliente se tumbaban sobre mármol frío para disminuir los dolores y relajarse; las indias de América se colocaban piedras calientes sobre el vientre para aliviar dolores menstruales y con esta misma técnica los monjes japoneses favorecían el ayuno.
Ildiko Guba, directora del centro Chi Spa de Madrid, asegura que “las piedras basálticas son rocas volcánicas oscuras y densas, que cuanto más oscuras son, como la lava de Hawaii, mayor es su contenido de hierro y más tiempo retienen el calor, lo que hace que aumente su poder magnético y por lo tanto sus bondades, entre las que destaca la dilatación de los vasos sanguíneos y linfáticos”.
Por su parte, Elena Bernal, esteticista de Estée Lauder, señala que “las piedras frías suelen ser de mármol paquistaní y entre sus propiedades mejoran el aspecto de la piel, la revitalizan y le dan firmeza, además de conseguir una relajación total”.
Tratamiento con lava volcánica
1. Exfoliación. Se aplica sobre el cuerpo una exfoliación a base de granos de girasol tostado y aceites esenciales de tomillo, clavo y limón, para eliminar las células muertas de la piel y dejarla en óptimas condiciones para que reciba la energía de las piedras.
2. Remineralización. Se remineraliza la piel con un concentrado de polvos de fonolita y abedul, rico en oligoelementos, que estimula el metabolismo celular.
3. Masaje. Se realiza el masaje con piedras calientes. La roca basáltica transmite al organismo energía y calor, con esto se relaja el cuerpo, se elimina la tensión, fluye la energía, y se ilumina y se oxigena la piel. En esta técnica se combina el masaje tradicional con las manos y la colocación de piedras calientes de lava basáltica de Arizona para dilatar los vasos sanguíneos y linfáticos y estimular la circulación, así como rocas frías de mármol paquistaní para conseguir la relajación. Las primeras se calientan en un horno y las segundas se enfrían en el congelador o con hielo. Ambas piedras aportan firmeza y luminosidad a la piel. Durante una sesión, el terapeuta coloca piedras sobre los puntos energéticos del organismo de la paciente: a lo largo de la columna vertebral, el abdomen, la frente, las manos y los dedos de los pies, sin olvidar una piedra pequeña sobre el tercer ojo, situado en el centro de la frente. Luego aplica un aceite esencial y masajea

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