El frío y el ambiente seco de la temporada de invierno contribuyen a que ciertas pieles sensibles se enrojezcan fácilmente, sobre todo, en la zona nasal y los pómulos.
"En el caso de que tengas la piel sensible o atópica es fundamental mantener una buena hidratación cutánea. Tampoco debes olvidar aplicarte un fotoprotector solar, si vas a estar expuesto a los rayos ultravioletas del sol". En pieles con cuperosis o rosácea, poner freno al enrojecimiento facial es más difícil. Aquí se deben evitar los cambios bruscos de temperatura ambiental y conviene hidratar la piel con productos especiales para pieles sensibles, sin conservantes ni perfumes y también utilizar un buen fotoprotector solar si te expones al sol. Para aquellos casos que presenten evidentes dilataciones vasculares capilares y telangiectasias es recomendable la utilización de láser vascular e IPL para eliminarlos.
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